Venciendo los miedos [Maggie,Aqua,Bella y Cleo]

Hoy era un día tanto raro como especial, mi prima Olivia estaba de visita y habíamos acordado que hoy podíamos ir al cine a ver una película, la que quisieramos, y yo estaba decidida a vencer mis miedos hacia las películas de horror para sentirme mejor conmigo misma y poder ver películas de terror mas tranquila. Olivia y yo fuimos hasta el cine juntas pero entramos a distintas salas, ella iba a ver 'La inocencia de la araña' una extraña película que yo no quería ver, Olivia me acompañó hasta la puerta ya que debía estar acompañada de una mayor, pero luego se fue "al baño".
Entré a ver una película llamada 'Siniestro', me senté en la parte de atrás del todo, habiendo 4 lugares libres cerca mío, 2 a mi izquierda y 2 a mi derecha dejandome entre 2 personas, me hacía sentir protegida. Antes de que comenzara la película llegaron 2 chicas que había visto en Rikki's, es mas, una de ellas había cantado en Rikki's; y tras ellas llegaron 2 mas que no había visto antes. Aún faltaban unos minutos para que empezara la película así que acomodé mi asiento y me recosté. Ya no aguantaba mas, el nerviosismo y la ansiedad me comían por dentro, debía encontrar una manera de entretenerme este tiempito que quedaba, y rápido.

[Off-rol] Yay! Ahora ya tenemos un orden! :] Primero Aqua, luego yo, después Maggie, Cleo y después Bella
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[On-rol]
Mientras me corría mi molesto cabello de la cara, una de las chicas que se sentó a mi lado me habló. Me sorprendió que tuviera tanta confianza para iniciar una conversación con una extraña, pero su voz sonaba dulce y amigable, así que me atreví a hablarle.
- ¡Hola, Aqua! Yo me llamo Lizeth, pero me dicen Lizzy. -
Yo usé mi típica voz cantarina para hablar, por alguna razón mi voz era siempre rápida y con tonos altos, tal como hablan las hadas.
Como este día era especial para mi, llevaba puesto el collar que me dió mi madre que tenía grabada la frase 'Plus que ma propie vie', Más que mi propia vida, y una foto nuestra, yo adoraba ese collar y cuando lo llevaba puesto no podía dejar de verlo.
Aqua tenía un olor muy similar al de los delfines, eso cautivó mi atención, pero lo deje pasar. Me preguntaba si ella también les temía a las películas de miedo, pero era mayor que yo, por lo que seguramente era mas valiente.
- ¿Aqua? ... - Mi voz ahora no era cantarina, era mas inocencia y nerviosismo. - ¿Te molesta si me aferro a tu brazo cuando tenga miedo? Lo siento, no soy muy valiente - Mis mejillas se tornaron algo rosadas abriendo paso a una tímida sonrisa.
Crucé las manos sobre mi regazo y miré hacia la gran pantalla oscura.

Estaba sentada en un banco cualquiera de Costa Dorada, mirando la gente pasar, aburrida. Ese día, por alguna razón, había muchísima gente allí acarreando bolsas. O quizás solo fuese la zona, que estaba repleta de esas cosas que los humanos llaman "tiendas". De cualquier manera, no me gustaba toda esa gente, así que me incorporé a la marea de personas ocupadas y me dejé llevar por ellos.
A veces, me metía yo sola por otras calles, para cambiar. Era consciente de que me perdería, pero de todos modos...
En una de esas, vi de lejos a una chica rubia que caminaba junto a una señora más mayor. Nada especial, pero el olor que dejaba esa chica me era muy familiar. Era parecido al mío propio, pero no exacto. También me sonaba su apariencia, pese a creer que no la había visto antes.
Como estaba aburrida, decidí seguirlas a distancia. Las vi llegar a un enorme edificio con el cartel de "CINE" escrito en letras grandes y luminosas. Estaba entrando mucha gente allí.
Sin detenerme, y sin saber siquiera qué era eso, entré allí siguiendo a las dos mujeres. La mayor tiró por un lado pero la joven, que era la que me importaba, fue por el opuesto hasta entrar en una sala que se veía muy oscura. Encima de la puerta había un pequeño letrero que rezaba: "Siniestro".
Había un muchacho en la puerta, que sin duda trabajaba allí, y paró a la chica rubia en la entrada, sin dejarla pasar. Ella parecía confundida, se dio la vuelta y se dirigió a otro hombre que estaba en una cabina de cristal, y éste al rato le dio un pequeño papel, con el que el otro chico sí la dejó entrar.
Yo, extrañada, me dirigí también hacia el chico de la cabina, pues el comportamiento de la rubia había llamado mi atención.
-Perdone, ¿qué... qué hay que hacer para entrar ahí? -le pregunté lo más amablemente que pude. Me costaba un poco hablar, no tenía muy perfeccionado el idioma de los humanos.
Pero el chico, en lugar de responderme, se echó a reír.
-¡Oye, no me vengas con bromas! -exclamó entre carcajadas-. Lo que hay que oír... Tienes que conseguir una entrada, pagando- respondió al fin, al ver mi cara de enfado y desconcierto.
-Pues dame una -espeté sin más.
El chico alargó la mano, como pidiéndome algo, supongo que la moneda de cambio. Pero yo no tenía nada para darle. Vi la entrada en su mano y le miré a los ojos, sin saber qué hacer.
De repente, se me ocurrió una idea: hice aparecer sobre él un chorro de agua que le cayó encima con fuerza y le hizo cerrar los ojos, ocasión que aproveché para quitarle la entrada de la mano y salir corriendo hacia la sala oscura.
El chico que estaba en la puerta de la sala no me hizo ningún comentario, simplemente cogió el papelito, lo rompió por la mitad con aire aburrido y dejó de prestarme atención. Entré en la sala, que al principio no vi nada porque estaba muy oscuro, pero al acostumbrarme pude ver que estaba llena de asientos, y que una de las paredes tenía una pantalla gigante. El sitio era enorme.
Identifiqué a la chica rubia y me dirigí hacia ella, sentándome en el asiento a su lado. Al otro lado, había una niña que parecía asustada y se aferraba al brazo de la rubia, a la que oí que llamaba Aqua. La niña me dirigió una mirada fugaz, que aproveché para sonreírle, de manera reconfortante.